Como cada año, la catrina se levanta de su cripta... es una tradición de antaño, que en telesecundarias sigue inscrita.
A la supervisión llegó, al maestro Rómulo espantó y toda la ofrenda se comió!!!!
A Ixhuatlán a comer tamales fuimos, tres altares más los alumnos le pusieron; chocolate, tamal y pan nos ofrecieron; la catrina ya no podía comer más, qué enfermedad le daría que los ojos más blancos se le pusieron.
A Ocotitlán seguimos por un rico chocolate, después hasta comimos cacahuate; al finalizar el evento nos regalaron dulces, para que de regreso nos fuermamos más felices.
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